Se van las guerras. Quedan los
comediantes. La banda sustantiva no busca justificarse.
Tengo un dolor adentro que no me puedo
sacar. El dolor de ya no ser. El dolor de haberme perdido. Me duele respirar,
pensar, vivir.
La muerte no es opción. El suicidio tiene
algo de atractivo teórico pero no puedo dejar de pensar en el dolor de la gente
a la que amo. No puedo ser tan egoísta. Lo soy un poco, pero no tanto. No
puedo.
¿Cómo avanzar, entonces? ¿Cómo poder
seguir creciendo, dejar de alejarme de quien quiero ser? ¿Cómo ubicar un norte
cuando la brújula se desmagnetiza?
Me duelen ellas. Me duelen hasta la
médula. Me duele la distancia entre lo que queremos y lo que somos, y cómo esa
distancia nos separa. No sé cómo sortearla.
No sé cómo trabajar, siquiera, para que nos
acerquemos. Ya no sé.
El hombre de las ideas se quedó sin
ninguna.
Hay sólo un hecho: la vida pasa. La vida
muta.
¿Qué hago? ¿Qué hago?
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