miércoles, 15 de octubre de 2014

Se van las guerras

Se van las guerras. Quedan los comediantes. La banda sustantiva no busca justificarse.

Tengo un dolor adentro que no me puedo sacar. El dolor de ya no ser. El dolor de haberme perdido. Me duele respirar, pensar, vivir.

La muerte no es opción. El suicidio tiene algo de atractivo teórico pero no puedo dejar de pensar en el dolor de la gente a la que amo. No puedo ser tan egoísta. Lo soy un poco, pero no tanto. No puedo.

¿Cómo avanzar, entonces? ¿Cómo poder seguir creciendo, dejar de alejarme de quien quiero ser? ¿Cómo ubicar un norte cuando la brújula se desmagnetiza?
Me duelen ellas. Me duelen hasta la médula. Me duele la distancia entre lo que queremos y lo que somos, y cómo esa distancia nos separa. No sé cómo sortearla.
No sé cómo trabajar, siquiera, para que nos acerquemos. Ya no sé.

El hombre de las ideas se quedó sin ninguna.

Hay sólo un hecho: la vida pasa. La vida muta.


¿Qué hago? ¿Qué hago?

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